Publication |
IDEAL |
Date |
June 29, 2010 |
Author |
Joes Antonio Lacarcel |
Los que ya estamos en el borde de la ancianidad somos muy propensos a la nostalgia. No es que nos creamos que cualquier tiempo pasado fuera mejor. No, eso no. Lo que sí ocurre es que nosotros éramos jóvenes, llenos de ilusión, descubriendo el mundo que se abría ante nosotros. La nostalgia parece que ahora está muy mal vista pero yo creo que es una fuente de enriquecimiento como cualquier otra.
Resulta bonito recordar aquellas ediciones del Festival que tenían un encanto, un atractivo que estaba presente en casi todos los aspectos del mismo. Desde los ensayos matinales, donde se podía cambiar impresiones con aquellos ilustres visitantes del Festival, entre los que se encontraban mi querido y añorado amigo Antonio Fernández-Cid que tanto quiso a la muestra musical granadina. O asistir a conferencias, exposiciones. e incluso el ritual del chocolate con churros en Bib-Rambla, tan añorado por los visitantes más veteranos y hoy en total desuso. O aquellas charlas en torno a una cerveza, en la puerta del Hotel W. Irving, donde se hospedaban muchos de los actuantes, o el aperitivo en el incomparable mirador del Alhambra Palace, a veces junto a personajes tan ilustres como Ernesto Halffter o Rafael Puyana.
Y la nostalgia también nos conduce inexorablemente a los grandes acontecimientos de la danza que han tenido como escenario el teatro del Generalife. Los más mayores me recuerdan la presencia de Margot Fonteyn, teniendo una orquesta en el foso con un director de lujo al frente: el mítico Ataúlfo Argenta. Yo recuerdo, lleno de añoranza, el impacto profundo que me ocasionó el ver juntos a la ya citado Fonteyn y a un joven y esplendoroso Rudolf Nureyev, un verdadero mito, un genio excepcional. Lo nunca visto. ¿Quién no recuerda aquella legendaria Giselle con los dos grandes bailarines? Y muchos otros que han pasado por ese escenario, unas veces protagonizando la danza y otras veces a través de las mejores coreografías, como Maurice Béjart y tantos otros.
Todo esto acude siempre a nuestra memoria cuando volvemos a pisar el teatro del Generalife donde tantos momentos de gloria ha vivido la danza. Entonces, creo que mis hipotéticos lectores serán generosos y habrán sabido perdonarme este desahogo nostálgico. Comprensible, ¿verdad?
Bueno, pues resulta que anoche el Generalife volvía a reverdecer viejos laureles, con el arte joven, vivo, actual, de una de las mejores agrupaciones de danza que recordamos. Una verdadera maravilla. Un elenco de una gran categoría, donde todos son primeras figuras porque todos y cada uno de los bailarines consiguen llenar por completo el ánimo más exigente.
Reconozco que no soy un experto en danza ni mucho menos. Pero me apasiona el ballet, me gusta o no me gusta, y lo que anoche pudimos saborear en el Generalife fue de auténtica calidad, de verdadera categoría. El Boston Ballet, con su espectáculo 'Made in Boston', demostró una calidad, una categoría indiscutible, haciendo honor a la fama que le precedía y que plasmaron en las perfectas coreografías de Jorma Elo, formidable en 'Plan to B' con música de Biber, y en la muy interesante 'Brake te eyes', original creación en torno a la música de Mozart.
Con música de Chopin degustamos un exquisito trabajo de Plotnikov, titulado 'Rhyme'. Otra delicia fue 'Tsukiyo', con coreografía de Helen Pickett y música de Pärt. Mención aparte la música en vivo con las 'Variaciones Goldberg' al piano y coreografía de Sabrina Matthews.
Una formidable lección de danza, de la que puede sentirse orgulloso Mikko Nissinen y todo el elenco a sus órdenes.
English Translation
Those who are on the verge of old age are very prone to nostalgia. Not that we believe that any past time was better. No, not that. What happens is that we were young, full of illusion, discovering the world that lay before us. Nostalgia now seems unpopular, but I believe it is a good source of inspiration as any.
And nostalgia also leads inexorably to the big dance events that have taken place on the Generalife Theatre stage. The oldest memory I have is of the presence of Margot Fonteyn, with an orchestra in the pit with the director at the front: the mythical Ataulfo Argenta. I remember, full of yearning, the profound impact it had on me to see the aforementioned together - a young Fonteyn and Rudolf Nureyev –a magnificent, true legend, an exceptional genius. Like no one before. Who could forget that legendary Giselle with the two great dancers? And many others who have gone through that stage, starring in the dance sometimes and other times through the best choreography, Maurice Bejart and others.
This always comes to mind when we set foot in the theater of the Generalife where so many moments of dance glory have taken place. So, I think my readers will be generous and forgive this outburst of nostalgia. It is understandable, right?
Well, it turns out that last night again Generalife rejuvenated those old feelings - the young artists, alive and real, of one of the best dance groups I can remember. A true marvel. The dancers of a large company, where all are leading figures because every one of the dancers manage to completely fill the audience’s mind.
I acknowledge that I am not an expert in dance, much less. But I love the ballet, I like or dislike, and last night what we enjoyed in the Generalife was of real quality, real class. The Boston Ballet, with its show "Made in Boston ', showed a quality, an indisputable new category, true to the reputation that preceded it and that found new expression in the perfect choreography by Jorma Elo, in ' Plan to B ' with music by Biber, and in the very interesting "Brake the Eyes', originally constructed around the music of Mozart.
With music by Chopin we sampled a delicious work of Plotnikov, entitled 'Rhyme'. Another delight was "Tsukiyo" and choreographed by Helen Pickett and music by Arvo Pärt. Special mention is deserved of the live music from the piano with 'Goldberg Variations' and choreography by Sabrina Matthews.
A great dance program, which Mikko Nissinen and his entire company, can be proud of.